Entrevista a Nguyen Van Tho: El mercadero de dos ruedas del Mekong
Por los caminos de tierra y los canales que alimentan el alma del delta

Reportero: Nguyen, su moto cargada de frutas es una imagen icónica aquí. ¿Cómo comenzó en este oficio?
Nguyen Van Tho: Mi abuelo era barquero en Cai Rang, llevaba piñas y cocos a los mercados flotantes. Mi padre, en los 80, cambió la barca por una moto soviética Minsk para llegar a pueblos sin acceso al río. Yo heredé esta Minsk restaurada y el amor por las frutas. Desde los 15, ayudo a mi madre en los huertos de Ben Tre, y a los 18, ya tenía mi propia ruta .
Reportero: ¿Cómo obtiene la fruta que vende?
Nguyen Van Tho: Todo viene de pequeños agricultores. A las 3 a.m., recolecto mangos en Hoa Loc, pomelos en Vinh Long y rambutanes de Chau Thanh. Los huertos aquí son como familia: no usamos contratos, solo confianza. Si una cosecha se pierde por la salinidad —¡malditas presas río arriba!—, otros vecinos me surten .
Reportero: Háblenos de su ruta diaria.
Nguyen Van Tho: Salgo al amanecer. Primero, los mercados flotantes: en Cai Rang, dejo cajas para las barcas que no pueden atracar. Luego, recorro senderos de tierra hacia aldeas como An Binh o Vung Liem, donde no llegan los botes. La moto lleva hasta 200 kg: piñas, cocos macapuno, y a veces, durian —aunque ese huele demasiado para llevarlo lejos— .
Reportero: ¿Quiénes son sus clientes?
Nguyen Van Tho: De todo. En los muelles, vendo a dueños de barcazas que exportan a Ho Chi Minh. En las aldeas, a madres que preparan el com tam (arroz con cerdo) o a abuelas que hacen dulces de coco. Últimamente, también a turistas: algunos me paran para fotos, y yo les regalo un mango. ¡Les encanta el nuoc mam (salsa de pescado) que llevo en la guantera! .

Reportero: ¿Qué desafíos enfrenta?
Nguyen Van Tho: El agua salada está arruinando huertos. Antes, el Mekong regalaba tierra fértil; ahora, en Cai Be, los mangos son más pequeños. Y los jóvenes no quieren esto: prefieren fábricas en Can Tho. Pero yo seguiré hasta que mis rodillas aguanten los baches… o hasta que la moto diga «basta» .
Reportero: Para cerrar, ¿algún secreto del oficio?
Nguyen Van Tho: (Ríe) ¡El arte de equilibrar! Si pones los cocos abajo y las piñas arriba, la moto no se vuelca. Y siempre llevar non la (sombrero cónico): sin él, el sol del Mekong te derrite el cerebro.