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Phnom Penh, la ciudad que late entre el caos y la resiliencia

  • CAMBOYA


Un viaje al corazón de la capital camboyana, donde el pasado y el presente se entrelazan en las calles, templos y rostros de sus habitantes.


El pulso de la ciudad: entre cicatrices y renacimiento

Phnom Penh, fundada en 1434, es una ciudad que respira historia y transformación. Sus calles, un laberinto de motos, tuk-tuks y puestos callejeros, vibran con un caos organizado. Aunque aún resuenan los ecos del régimen de los Jemeres Rojos (1975-1979), que vació la ciudad y dejó un legado de dolor, hoy resurge como un centro de vida vibrante. Las riberas del río Mekong y Tonlé Sap albergan atardeceres dorados, mientras que el Monumento de la Independencia, con su forma de loto, simboliza la lucha por la libertad .

La arquitectura colonial francesa se mezcla con templos budistas y rascacielos modernos, creando un paisaje urbano único. En el Palacio Real, con su Pagoda de Plata revestida de 5,000 baldosas de plata, el silencio solo se rompe con el susurro de las oraciones y el aroma a incienso . Por la noche, bares como el Eclipse Sky Bar ofrecen vistas panorámicas de una ciudad que, aunque pequeña, lucha por definirse entre la tradición y la globalización .


Los niños: entre la escuela y la supervivencia

Para los niños de Phnom Penh, la vida es un equilibrio entre juegos y responsabilidades. En barrios como Chamka Ovleuk, muchos ayudan a sus padres en pequeños negocios, como puestos de comida callejera, mientras cargan mochilas escolares desgastadas. Durante la pandemia de COVID-19, organizaciones como UNICEF distribuyeron kits de higiene y apoyaron programas educativos para familias vulnerables, recordando que el 30% de la población vive en pobreza .

En el Phnom Tamao Zoological Park, fuera de la ciudad, las sonrisas se iluminan durante los paseos familiares, mientras que en el mercado nocturno del río, los más audaces prueban grillos fritos, un snack local . Sin embargo, la sombra del trabajo infantil persiste: algunos menores acompañan a sus padres en labores informales, como vender flores en Wat Phnom, el templo budista más alto de la ciudad .


Los monjes: guardianes de la espiritualidad

El budismo Theravada, practicado por el 98% de la población, imprime un ritmo sagrado a la ciudad. Al amanecer, los monjes de Wat Ounalom, el templo más importante de Phnom Penh, recorren las calles en silencio para recolectar ofrendas. Sus túnicas azafrán contrastan con el gris del asfalto, y sus rituales —como meditar frente al buda de bronce en Wat Phnom— son un recordatorio de paz en medio del bullicio .

Durante el régimen de los Jemeres Rojos, muchos templos fueron destruidos, pero hoy, lugares como Wat Langka sirven como centros de enseñanza para jóvenes monjes, donde estudian textos antiguos y aprenden a preservar su legado cultural .


Los conductores de tuk-tuk: héroes anónimos de la urbe

Para miles de hombres como So Maly, de 43 años, el tuk-tuk es su hogar y sustento. Estos vehículos de tres ruedas, adornados con toldos coloridos, son el transporte predilecto de turistas y locales. Maly, quien estudió derecho pero terminó conduciendo por falta de oportunidades, duerme en su tuk-tuk cerca del Museo Nacional, protegiendo sus pocas pertenencias de ladrones .

Los conductores, en su mayoría migrantes rurales, siguen un código no escrito: se organizan en turnos de 24 horas y defienden territorios como el Sisowath Quay, donde compiten por pasajeros. Un buen día les deja $20, pero en temporada baja, muchos sobreviven con menos de $10, gastando $3 diarios en alquilar el vehículo . Aun así, su orgullo se refleja en cómo mantienen impecables sus tuk-tuks, algunos decorados con hamacas y mosquiteros .


La ciudad en un día: un mosaico de contrastes

  • Amanecer: El parque frente al Palacio Real se llena de locales haciendo tai chi, vendedores de globos y monjes en meditación .
  • Mediodía: El Mercado Ruso (Phsar Toul Tom Poung) hierve con turistas buscando sedas jemeres y artesanías, mientras comerciantes duermen la siesta entre puestos .
  • Atardecer: Los cruceros por el Mekong ofrecen cervezas Anchor y vistas de pueblos flotantes, donde niños reman en canoas .
  • Noche: En bares como Howie Bar o Bouchon Wine Bar, expatriados y jóvenes camboyanos celebran con espresso martinis, un cóctel local que combina café y licor .

Conclusión: Phnom Penh, un alma indomable

Phnom Penh no es una ciudad fácil: su calor sofocante, su tráfico caótico y su historia dolorosa desafían al visitante. Pero en cada rincón —ya sea en la sonrisa de un niño vendiendo flores, en la serenidad de un monje o en la resiliencia de un conductor de tuk-tuk— late una fuerza vital que convierte el caos en poesía. Como escribió la autora Vaddey Ratner, es un lugar donde «los ecos del pasado nos recuerdan lo que perdimos, y lo que aún puede perdurar» .

Este documental se basa en testimonios de residentes, informes de organizaciones como UNICEF y las crónocas de nuestra vuelta al mundo.

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